AUTO DEL MES |
NOVIEMBRE 2006 |
"Mi
nombre es Iván y les voy a contar la historia de mi romance con el Taunus... No
recuerdo el momento exacto, pero aproximadamente al principio de mi
adolescencia, 12 ó 13 años, es la época en que me empiezan a llamar la atención
los autos, motos, etc., donde uno quiere
aprender a manejar y no ve la hora de cumplir los 18 para sacar el carnet, esa
es la época en donde empiezo a aprender de marcas, modelos, cilindradas, pero
mas allá de conocer toda la variedad de modelos nacionales del momento (había
muy pocos importados), había uno que sobresalía del resto, el único que me
hacia girar la cabeza para observarlo hasta que desaparecía doblando en alguna
esquina, era la coupé Taunus.
Recuerdo que me ilusionaba pensando que mi viejo pudiera comprar una, pero para él solo existía un auto, el Falcon, por ser noble, aguantador, irrompible, etc., pero claro, él no conocía al Taunus... Así fue que con el Falcon aprendí a manejar y tuve mis primeras experiencias detrás del volante, y teniendo en claro que si quería un Taunus, lo tendría que comprar yo y no mi padre, pero por el momento me resultaba imposible, por lo que por un largo tiempo mi movilidad fueron las motos, empezando con un ciclomotor y a medida que trabajaba y podía ahorrar dinero, iba subiendo de a poco hasta que me subí a una enduro 250 la cual tuve muchos años, pero siempre teniendo en mente a la coupé... (algún dia la voy a tener, pensaba por dentro).
Un día, allá por el año 2002, en un buscador de Internet escribí “TAUNUS” y descubrí el Club y me enteré de que no era el único loco que se sentía atraído por éstos autos. Al poco tiempo llegó el día en que dije “ya estoy un poco viejo para la moto”, no podía salir cuando llovía, muchas veces me “canté” de frío en invierno, se tornaba peligroso dejarla estacionada en la calle (una vez casi me la roban), y me dije “éste es el momento de venderla y buscar lo que deseaba desde la adolescencia”.
De ésta manera me desprendí de la moto y empecé a buscar, sin apuro, una coupé Taunus que cumpliera dos requisitos: buen estado y precio accesible. Pasaban los meses y no podía encontrar lo que buscaba, o estaban muy descuidadas, con picaduras, etc., ó estaban muy buenas pero valían mas de lo que yo podía pagar, era domingo tras domingo, leer los clasificados, llamar por teléfono e ir a ver autos (en vez de salir a pasear, que es lo que hace todo el mundo) y ya estaba perdiendo el entusiasmo con el que había empezado la búsqueda, hasta que un domingo, volviendo a casa después de la rutina de los domingos (clasificados, teléfono y posterior visita), mi novia María Laura (que es mi amor y mi gran compañera y siempre soportó y todavía soporta mi locura por los Taunus) me dice: “es un poco difícil encontrar una coupé, no te gustan los 4 puertas?”...
...a
lo que yo le contesto: “a mí siempre me llamó la atención la coupé, el 4
puertas también me gusta, pero para comprarme uno, tendría que ser el Ghia,
con aire acondicionado, dirección hidráulica, etc., y estar en muy
buen estado, mirá,
mas o menos como ese que viene delante nuestro”, nosotros veníamos
detrás, en el auto de mi suegro, así que lo empecé a mirar en detalle y se lo
veía muy lindo, bien paradito, la pintura brillaba, no tenía choques ni
abollones en ningún lado y encima en la tapa del baúl decía “Ghia”.
El
problema es que el auto estaba circulando por una avenida y no estaba a la
venta, pero yo quería hablar con el dueño y preguntarle si estaba interesado
en venderlo, de casualidad éste buen hombre estaciona sobre la avenida y me
dije “es ahora o nunca”, le pedí a mi novia que diera la vuelta, ya que
ella iba manejando y nos habíamos pasado; resumiendo, me puse a hablar con el
dueño, que casualmente tenía pensado venderlo pero todavía no estaba muy
decidido, me lo enseñó, tenía todo lo que yo esperaba, aire, dirección, gnc,
el interior estaba impecable, cuando pregunté el precio me dijo: “ni idea, yo
hace diez años que lo tengo, no sé cual es el valor que tiene hoy, dejame
averiguar y llamame en una semana”, para qué!!!, fue la semana mas larga de
mi vida, pero que alegría cuando me dijo el precio y era algo acorde a lo que
yo podía pagar, creo que no terminó de hablar y le dije “cuando lo voy a
buscar?”.
A los pocos días ya estaba conmigo y desde ese momento me lleva a todas partes. Es un auto que se usa normalmente, no es el auto de colección que sale solo los fines de semana y si no llueve, el pobre sale a la calle haga frío o calor, con o sin lluvia, por ruta en vacaciones y por caminos de tierra cuando es necesario y se la banca como el mejor y me demuestra lo noble que es, en contraprestación yo trato de mantenerlo lo mejor posible, siempre hasta donde da el bolsillo, pero por suerte nunca tuve que hacer grandes gastos para mantenerlo en muy buen estado.
Lo
de ponerle un nombre fue difícil, ya que ninguno me parecía apropiado y el que
quedó finalmente me gustó porque hace referencia a la ciudad donde vivo y al
gran negro Olmedo, un personaje ilustre de Rosario. A todo esto, cada vez que veo un Taunus por las calles, no dejo de mirarlo y opinar al respecto “que lindo que está” ó “que lástima que el dueño no lo cuide como se merece”, ningún Taunus pasa desapercibido ante mis ojos.
Bueno,
ésta es la historia de un enamorado de la coupé, que al no conseguir lo que
buscaba, aprendió que un sedan 4 puertas puede dar las mismas o más
satisfacciones y hacerse querer como si fuera el auto de mis sueños. Espero que les haya gustado la historia, aunque la historia todavía no terminó, quien dice que algún día aparezca una coupé yyyyyyy..., quien sabe..."
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